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CERRO DE LOS REMEDIOS.
Texto y fotografías. Walter Bishop Velarde.

Sin lugar a dudas después del Cerro del Mercado que ahora en día luce bastante deteriorado por los efectos de la extracción de mineral de fierro que finalmente tiende a desaparecer, la segunda mayor atracción orográfica de la ciudad de Durango, es el Cerro de los Remedios.

Situado al oeste y sobresaliendo del plano de la ciudad con solo unos cuantos metros arriba de los cien. El sitio ha sido importante desde antaño y no sabemos en realidad desde cuando es venerado, pero se dice que los Indígenas por cuestiones de sus rituales, incluyendo el de curaciones entre otras, ya visitaban el lugar desde la prehistoria, algo que por cierto los Tepehuanos y Huicholes aun siguen haciendo.

Muy.temprano después de recién fundada la ciudad, por ahí a principios del Siglo XVII, se construye en los altos de este cerro, una pequeña ermita dedicada a Nuestra Señora de los Remedios, de la cual toma el “cerro” su nombre. Sin embargo tenemos que ya para los años de 1651, la misma por estar seguramente construida de piedra con lodo, se encuentra en bastantes malas condiciones de tal forma que según esto, un Nicolás Moran mayordomo de la cofradía de los Remedios pide autorización al cabildo eclesiástico para vender una niña esclava negra de ocho años para pagar los gastos de las reparaciones.

No es sino hasta 1724 cuando Fray José Arlegui recurre al Obispo Pedro Tapiz y se edifica el santuario que ahora visitamos. La iglesia es ya mencionada en el padrón de 1778 con una torre de dos cuerpos, por lo que la pequeña pero curiosa torre de un solo cuerpo y ochavada, le podemos llamar chata que ahora vemos, con toda seguridad fue construida después de esta fecha.

Sus interiores son sencillos y en el inventario de 1778 se le describe como “de una nave competentemente grande, de bóveda toda de cal y canto” algo que no es completamente correcto, pues algunos lugares, como el de la escalera para subir al coro y a la torre, todavía se le puede ver el “enjarrado” de lodo.

La figura de Nuestra Señora de los Remedios data del siglo XVI y es una de las primeras que se trae al Valle del Guadiana, inclusive antes de la figura de la Virgen de Loreto del templo de Analco, que por cierto en los años de 1700, era muy popular pues protegía contra todas las calamidades. No hace mucho un seudo visitante, trató de robar algunas artículos del templo entre los cuales iba Nuestra Señora de los Remedios pero con la buena suerte que este fue aprendido por el vigilante antes de poder escapar del sitio.

El Cerro de los Remedios por su ventaja natural sobre el terreno, fue posición de guerra durante los conflictos de la revolución mexicana de los 1910, pues este varias veces fue protagonista durante la revolución tanto con los Arrieta como con lo Villistas, y se le menciona en lo que al parecer es un hecho no muy conocido de un ataque sorpresa por parte de los arrietistas “a las dos de la tarde fueron sorprendidos los puestos de los Remedios y de la garita del Sur y muertos los soldados que descansaban en esos momentos” ataque que sucedió el 19 de octubre de 1915.

Aun cuando ya el cerro está casi en su totalidad fraccionado, medio ilegalmente pudiéramos decir, pues fue muy polémica la expropiación y luego venta de estos lotes, en la parte oeste del mismo están los terrenos propiedad de la Universidad Juárez del Estado donde por suerte todavía se puede ver la cobertura vegetal más o menos original si le quitamos los eucaliptos, pero lo más interesante son unas cuevas naturales, según esto bastante profundas, donde han habitado algunos mendigos de cierta fama como uno de tez blanca de ojos azules desprovisto de sus facultades mentales según algunos y que le gustaba sentarse en las bancas del atrio del templo de San Agustín y hace ya mucho tiempo, las señoras asustaban a sus hijas diciéndoles que en estos laberintos, habitaban los “mariguanos”, esto claro cuando los susodichos asustaban, ahora ya ni quien les haga caso.

Resulta que además de las cuevas, tenemos una infinidad de túneles y zanjas profundas, pues supuestamente el “Cerro” contiene estaño y en un tiempo había una mina que explotaba este mineral y hubo casos donde algunas personas se llegaron a extraviar adentro de la misma, dando como resultado varias historias y hasta leyendas como la de una supuesta escalera interna labrada en piedra.
Cabe mencionar que el Cerro de los Remedios está listado como una de las locaciones en México donde existen domos (cerros) con riolitas (lava) con topacios y por consecuencia flúor, cuya contaminación de los mantos freáticos es un problema de salud añejo en Durango.

No es por nada que el cerro es mencionado en el Corrido de Durango “Durango querido tus torres hermosas, tú lindo Pueblito y tú Río del Tunal, Cerro Los Remedios, Cerro del Calvario, ya nunca en la vida los podré olvidar”. Ya que es raro el visitante a nuestra ciudad, que no se de su vuelta por el cerro, pues la vista de la ciudad que se aprecia desde este punto es inigualable y es uno de los lugares turísticos más importantes de la ciudad.

Últimamente se ha estado comentando en círculos oficiales y no tanto, del proyecto del mirador de los Remedios que cuando se realice, por fin le harán justicia, a este atractivo tan significativo para todos nosotros los durangueños. Por ahí nos vemos.


Fuentes: La Conformación del Espacio Urbano de Durango, Miguel Felipe de Jesús Vallebueno Garcinava.
Guías y Guiones del Museo de la Revolución en Durango Domingo Arrieta Leon, Antonio Avitia Hernández.
Evolución petrológica y geoquímica de un complejo de domos topacíferos en el Campo Volcánico de San Luis Potosí (México). Rodolfo Rodríguez Ríos, Alfredo Aguillón Robles y Jacques L. Leroy.

 
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