La Sierra Madre Occidental siempre se ha caracterizado por sus hermosos parajes, lugares de belleza en algunos casos indescriptibles por la cantidad tan grande de fragmentos que se conjugan para brindar un resultado inigualable. Algunos destacan el aire tan puro que se respira, otros los tenues tonos de verde que se logran apreciar en el vestido de los árboles de varios tipos que encontramos en el bosque, el murmullo del agua siguiendo el cause de los arroyos cayendo en las cascadas, infinidad de detalles que no siempre logra ver uno por lo remoto de los sitios y lo dificultoso que resulta acceder a los tesoros de la Sierra Madre.

Sin embargo, en estos últimos años se han desarrollado vehículos extremos de hecho de nombre “all terrain vehicles” o ATV que han literalmente revolucionado la manera de transportarse en terrenos agrestes haciendo accesible muchos de los rincones más preciados de la campiña en la montaña. Fue precisamente gracias a estos adelantos y desarrollo de nuevos “juguetes” que se maduró la idea de hacer el recorrido extremo más emocionante y bonito de México al cruzar la Sierra Madre de Durango a Mazatlán por los caminos más arduos posibles.

En 2010 cuando se realizó el primer “cruce” de la sierra en cuatrimoto con cerca de 30 vehículos resultando un tanto más extremo que lo deseado, ya que sólo el primer día se manejaron 22 horas para llegar al punto intermedio de descanso, luego en 2011 con unos 50 vehículos se volvió a hacer el “cruce” ya con una ruta nueva muy interesante y finalmente este pasado 21 de junio del año en curso se llevó a cabo con un éxito extraordinario y la participación de casi 100 pilotos la tercera ATV Ruta Durango Mazatlán.

Ahora sí, ya que cualquiera puede hacer su fiesta o expo “lo que sea” en la Plaza de Armas de la ciudad, este año decidimos salir por la avenida 20 de Noviembre enfrente de nuestra hermosa Catedral, dando el banderazo de arranque la Directora de Promoción Turística Municipal, Lic. Yazmín Barrera Compeán, el Director de Ferias, Espectáculos y Paseos Turísticos, Lic. Rodrigo García Ibarra y la reina del 449 Aniversario de la ciudad, Srita. Coral Itzel Reyes Rocha, a una salida controlada hasta pasar el Sahuatoba por la parte trasera para subir al poblado Otinapa, punto de inicio del camino más extremo.

Otinapa es un poblado que hace todavía algunos años cuando pasaba por ahí el ferrocarril gozaba de cierta prosperidad, pero cuando éste se canceló, el pueblito perdió a gran parte de su población y sólo últimamente con la ayuda del turismo es que se ha levantado un poco más.

Pero nuestro recorrido en este punto sube a la sierra más remota pasando por pequeñas rancherías como San Antonio y Los Ángeles para enfilar por la Mesa de la Vaca donde este año por la sequía la cantidad de polvo que había en las terracerías era impresionante ya que parecía agua de lo fino, hasta salir a Banderas del Águila y por ende a El Salto donde nos dieron la bienvenida y nos ofrecieron una comida a todos los participantes, la cual agradecimos mucho.

El Salto es una población de cierta consideración, punto central del comercio en la Sierra Madre y de la producción maderera con unos cien años de existencia. Aquí ya por dos años el gobierno del ing. José Guadalupe Barrios Telles, Presidente Municipal a través del Coordinador de Turismo, Lic. Francisco Javier Quiñones García, nos han apoyado y es verdaderamente necesario resaltar lo importante que es para la localidad encontrar productos alternativos del bosque para quitarle presión al aprovechamiento forestal y tratar de impulsar al turismo como una actividad más dinámica para el desarrollo.

El camino que sigue de este punto es uno de los más bonitos de la ruta ya que continúa por el antiguo camino a Pueblo Nuevo ex-cabecera municipal y transitar por el bosque húmedo (acababa de llover) realmente puede ser muy divertido. De Puentecillas, una de las joyas más preciadas del tesoro de la Sierra Madre, hacia Santa Lucía, tenemos uno de los tramos más duros del recorrido donde te tienes que poner muy aguzado y sacar todas las habilidades de manejo que posees ya que la bajada de barro cuando está mojada es muy resbalosa y además tiene algunos obstáculos naturales donde los pilotos tienen que actuar en equipo para librarlos.

En la noche del primer día se duerme en Mexiquillo, uno de los puntos con más tradición turística de la sierra y no en balde, ya que con su Jardín de Piedras y su mágica Cascada es famoso en todo el territorio nacional e internacional.

Esta etapa además de que sirve para reponer fuerzas ya que aquí a cuenta de la Secretaría de Turismo del Estado tenemos una deliciosa cena que en esta ocasión cocinó el “Tío Molkas” dejando a todos extasiados de lo sabroso que estaba, pero hay que recordar que el hambre es el mejor condimento lo cual le da la ventaja al “Tío” sin embargo, en la mañana repitió con el desayuno lo que confirma su “Expérience en tant que chef”, dejando a todos muy contentos.

El segundo día es sublime para los participantes, ya que bajamos de Neveros a Huizar con unas vistas a los precipicios de la sierra verdaderamente increíbles, ya que el recorrido se hace por todo el terreno que ve uno cuando se para a divisar del Espinazo del Diablo, o sea todo lo que se ve abajo es Duraznitos, Huizar, Mesa de Negros y El Rincón, para subir nuevamente a Los Ángeles.

Aquí cabe notar que cuando se nos fue una cuatrimoto literalmente al barranco, algunos de los habitantes de este pueblo nos ayudaron enormemente a sacar el vehículo de las profundidades de la sierra, lo cual se los agradecemos mucho.

De Los Ángeles la brecha baja desde lo alto de la sierra 2,650 mts snm, hasta el Río Presidios a unos 400 mts snm y finalmente hasta Mazatlán a sólo 30mts sobre el océano Pacífico, un gran regalo de la naturaleza, este segundo día del recorrido son ocho horas de piloteo arduo, que te hacen apreciar lo bueno y significativo de una cerveza bien fría y los inigualables mariscos del puerto.

Al día siguiente te despiertas en tu cuarto de hotel y todavía no puedes creer que hiciste algo extraordinario, que atravesaste la Sierra Madre Occidental por terracería en tu cuatrimoto, siendo modesto una proeza en sí. Por ahí nos vemos.