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FESTIVAL DE MONTAÑA OTINAPA.
Texto: Walter Bishop Velarde. Fotografías: Walter Bishop Velarde.

La Sierra Madre Occidental en Durango es un espectáculo impactante por el verdor de sus bosques, las inmensas quebradas y sus increíbles cascadas. Hace cientos de años que Pérez de Ribas misionero Jesuita, queda impresionado por la misma y lo describe en su reporte “Los Triunfos de Nuestra Santa Fe entre las Gentes mas Bárbaras” de 1645 donde dice, “el ver poblados aquellos altísimos montes de pinarez tan espesos y árboles tan levantados que sus copas se suben a las nubes y su espesura en algunas partes no da lugar a los rayos del sol para que pase a la tierra...” y lo mas impactante del caso es que aun ahora mas de 350 años después todavía se encuentren lugares donde su descripción encaja.

No a todos nos gusta la Sierra que porque hace frío, que el aire es mas fino y no les alcanza respirar por la altura, que la inseguridad y mil excusas mas pero lo cierto es que a muchos nos encanta (me cuento entre ellos) y con solo llegar a un paraje de la sierra y al bajarte del vehículo tomar la primer bocanada del aire fresco de montaña da un placer incomparable (hay otros) que te relaja el cerebro y el cuerpo y ya estas en otro cuadro mental listo para divertirte.

Para sorpresa de varios la sierra madre es el producto del evento volcánico mas grande e imagino imponente del todo el mundo hasta la fecha, donde hace algunos 25 o 30 millones de años hubo una expulsión volcánica de Trinchera (o sea no de volcán de cono), donde por un tiempo indefinido de varios milenios fluyo la lava hasta formar las montañas de esta increíble Sierra Madre excelente atractivo turístico que algún día brindara beneficios a muchas comunidades de esta misma.

El caso es que en combinación con la Dirección de Promoción Turística Municipal en ese tiempo como Directora Yazmin Barrera Compean se decidió hacer el 3er Festival de Montaña en Otinapa con el objetivo de juntar un grupo de personas interesadas en acampar y participar en algunas actividades propias de turismo de aventura en este hermoso marco que esta a no mas de 50km de la ciudad capital.

Como saben Otinapa es un poblado muy interesante lleno de gente hospitalaria ávidos de brindar la bienvenida a los visitantes en este caso nosotros y que ha pasado por varios alti-bajos en su existir. Primero fue una población en el camino de terracería (no había carretera) que iba a El Salto (ahí nací) conocido en ese tiempo como Aserraderos, luego fue Estación del Ferrocarril (hace años) y centro comercial para gran parte de la sierra en esa región y luego cuando se le acabo todo eso, bajo su ritmo y un gran numero de sus residentes emigraron a Durango quedándose medio solos, pero a la fecha la suerte le brinda otra oportunidad como comunidad y nuevamente resurge gracias a los Complejos de Cabañas de la Sierra como Antigua Hacienda Otinapa y Otinapa Sierra Camps que se han instalado en este gran bajío de la Sierra y el turismo de naturaleza ha entrado al rescate con una nueva ocasión de sobresalir y desarrollarse ahora como un destino de turismo aventura.

La cita era para ese sábado como a las 16:30 para llegar al registro y poder montar el campamento entre el bosquecillo de los terrenos de Otinapa Sierra Camps de Rafael Sarmiento a quien agradecemos su hospitalidad. No sabíamos en realidad cuantas personas arribarían ya que estaba haciendo bastante frío, por lo que Olaf Vargas encargado de ecoturismo por parte del municipio y demás organizadores estábamos medio nerviosos lo cual no duro mucho pues ya para cuando se metió el sol teníamos como 80 participantes unos en familia y otros por su lado pero en fin un buen numero de solidarios acampando en la sierra.

Es preciso clarificar que aun cuando las dos formas de quedarse en la sierra tienen su encanto, es muy diferente quedarse en Cabaña que quedarse en tienda de campaña ya que en esta ultima forma esta uno mas en contacto con la naturaleza dado a que prácticamente estas bajo las estrellas y el sentimiento de aventura definitivamente se aumente considerablemente (y el frío).

También una vez que mas o menos se había instalado el campamento prendimos una gran fogata al centro del mismo, cenamos y rápidamente nos organizamos para dar un paseo en bicicleta en la noche al enorme puente del ferrocarril que esta a unos cuantos kilómetros del pueblito. La verdad hacia un tiempo que no pedaleábamos de noche y menos de “Fría Noche” pero una vez que agarramos rumbo y mientras que se alistaban todos los ciclistas nos adelantamos y fue muy agradable ir en silencio oyendo solo tu respiración y la fricción de las llantas sobre el camino en veces no tan liso mas bien rugoso e ir concentrado en el espacio de luz que te daba tu lámpara. No me pude aguantar y tomamos algunas fotos nocturnas de la impresionante bóveda celeste sin la luz de la luna con las estrellas brillando a su máximo y el friíto de la noche. A lo lejos veíamos los puntitos de luz de los demás excursionistas y decidimos esperarlos para irnos todos juntos al puente donde tomamos mas fotos y luego el reconfortante regreso y rápido todos quisimos invadir el espacio de la lumbre para calentarnos lo cual logramos a muy buena velocidad con la ayuda de unos tequilas y un mescal que tomamos de contrabando para que no nos vieran los niños (mal ejemplo), que cosa.

Hacia mucho que no dormía tan a gusto, ya en domingo nos despertamos temprano en la mañana para después de un café que no perdonamos por nada salimos con el guía en aves Bryan Sharp a un recorrido de observación de estas muy suave e ilustrativo ya que no todos los participantes habían hecho esta actividad anteriormente y a todos nos gusto mucho, para luego participar en un taller de manejo e identificación de serpientes por Israel Valdez donde todos nos quedamos un tanto impresionados (y asustados) y luego volvimos a ir al puente de Otinapa pero esta vez en el autobús de Aventura Pantera operadora de turismo aventura, para ya de regreso en el pueblo en el restaurante de Doña Lety a un costado del templo comernos unas riquísimas gorditas y unos menudos exquisitos. Muy a regañadientes y sin otra alternativa empacamos nuestras cositas y regresamos a casa sintiéndonos mas amigos y con un buen sentimiento de alegría después de solo dos días de convivió con la naturaleza. Por ahí nos vemos.

 
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