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PRESA LÁZARO CÁRDENAS "EL PALMITO".
Texto y fotografías. Walter Bishop Velarde.

Pues fue hace poco que pasamos por ahí en nuestra participación de la ruta Chichimeca y después de muchos años de ni siquiera pensar en ella, nos llamó nuevamente la atención esta inmensa gloria del socialismo Cardenista, alguna vez, la cuarta más grande de Latino América y ahora en dia, todavía la décima presa más grande de México con un lleno total de 4,438 millones de metros cúbicos de agua dulce.

Para dimensionar bien el tamaño, imagínense que a la presa Guadalupe Victoria aquí, a 15 minutos de la ciudad, en el paseo del “Pueblito”, (muy suave por cierto y mismo que recomendamos), tiene una capacidad de almacenamiento, de más o menos 90 millones de metros cúbicos, por lo que se necesitarían 49 llenos totales de esta presa para llenar a su capacidad total, el vaso (19,000 hectáreas) de la Presa mejor conocida como El Palmito, son palabras mayores.

Fue en días pasados y con el cuento de las lluvias excesivas, que hemos tenido en el estado, por medio de las noticias me di cuenta que la presa del Palmito, estaba derramando después de 17 años de no hacerlo y no resistí mucho cuando me ganó la curiosidad, pues solo hacía unos días en julio pasado, la habíamos visto casi seca con un 45% de lleno y ahora la reportaban al 110% de su capacidad, definitivamente no me pude aguantar, así que un domingo por la tarde como a las tres de la misma, agarré las cámaras y me lancé a ver este fenómeno no muy usual, pues la vez anterior en 1991, cuando se salieron las aguas por su vertedero, había sido en 1968, año de las olimpiadas y del octubre “Negro” en México y si no se acuerdan, es porque estamos hablando de hace ya un buen rato.

Echamos gasolina (las cámaras, el “carrín” y yo) de la verde pues la roja está fuera de mis posibilidades y salimos por la carretera no. 45 o la vieja panamericana a Parral, con mucho cuidado, pues con eso de que la están modernizando (ya era hora), las obras están muy mal señalizadas y te das unas muy desagradables sorpresas, pero solo por un tramo de unos cuantos kilómetros, de tal manera que ya para cuando llegas a la Presa del Águila que también está derramando al 120% de su capacidad, ya vas manejando en la carreterita de siempre y de mucho antes del año, cuando los tomatitos estaban “muy contentitos cuando llegó el verdugo a hacerlos jugo”.

Pasamos por la “Granja” km. 45, donde tomas el camino a la derecha, pues la izquierda va rumbo a Canatlán y luego continuamos por Donato Guerra, San Juan del Río cuna de Villa y su cerro del Pastel en el kilómetro ciento y algo, bajando al hermoso valle y población de Rodeo en el km. 189 y de repente te das cuenta, de lo retirado que está. No se por qué tenía en la mente que no estaba muy lejos, pero desgraciadamente, ésta quizá sea una de las razones por las cuales nunca pensamos en la gran presa.

Para cuando llegué a la Zarca, antiguo cruce de caminos desde el tiempo del “camino real tierra adentro” y a 240 kilómetros de Durango ya íbamos hartos, y lo peor es que ya estaba haciéndose tarde, el sol iba cayendo y todavía me faltaban 40 kilómetros más por una carretera secundaria, ya que si en la rúa principal, cada que te encuentras con un camión de pasajero o de carga, te persignas y encomiendas a todos los santos, pues imagínense el estado de esta otra.

Llegué a “El Palmito” como a las seis de la tarde con un tiempo de tres horas y unos minutos, mismo que no les recomiendo emular, pero dándome el suficiente tiempo para tomar algunas fotos y video y el espectáculo no nos defraudó en lo absoluto. En primer lugar donde, cuando pasamos allá por el mes de julio, se podían ver las lanchas y los vehículos de los pescadores muy allá abajo en el vaso, pero ahora solo un mes y medio después en septiembre, el nivel del agua estaba al borde del camino y las lanchas amarradas a los huizaches al lado del este, impresionante, pero lo mejor lo encontré cuando llegué al vertedero (una obra masiva) y vi, oí y sentí los 500 metros cúbicos por segundo de este líquido llamado vital con justa razón, que estaban saliendo por el mismo, y sin ninguna duda, consideré que bien había valido la pena el viaje.

No se como explicarlo muy bien, pero imagínense todo un río saliendo de las compuertas de control del vertedero, a las que por cierto, desde la creciente de 1991 se le aumentaron otros 20 metros de altura al nivel, pues las cosas en ese tiempo se habían salido de control, muy parecido a como nuevamente en estas fechas lo han hecho, pues al escribir estas letras, ya está inundada gran parte de la región que llamamos Laguna, en especial los Municipios de Madero y San Pedro situados donde estaba la Gran Laguna de Mayrán, un ecosistema según esto raro, único y parecido al delta del Okovango en África, y que ahora naturalmente reclama, por tercera vez en 40 años, el río Nazas.

Era fabuloso ver, como a unos trescientos metros donde está una curva enorme, por la cual este inimaginable torrente de agua tiene que dar vuelta y seguir por un canal cavado en el cerro de forma muy irregular, que finalmente desemboca a el lecho natural del río Nazas, creando todo un espectáculo por el movimiento de las aguas. Por cierto en esta ocasión no estaban soltando demasías, por los túneles de la presa pues estaba su maquinaria en mantenimiento, asi que continuamos hasta la cortina principal donde se tapó el flujo natural de las aguas de la cuenca alta ahora del Nazas, formada por los ríos Ramos, del Oro, y Arroyo del Tizonazo.

En la cortina puede uno, además de ver la majestuosidad de tal cantidad de agua (parece un brazo de mar), también está un monumento bastante interesante, a Lázaro Cárdenas (y las masas socialistas) a quien le atribuyen esta súper obra pues fue él quien en realidad inicia su construcción en 1936 pero no es hasta después de 10 años que duran en obra, que en 1946 el General Ávila Camacho la inaugura antes de salir de su cargo como Presidente de la República, sin embargo, en realidad el proyecto se inicia muchos años atrás, en 1909 del tiempo de Porfirio Díaz, un súper capitalista.

Del pueblito no les puedo decir mucho, en los ochenta tenía 1,200 habitantes ahora solo tiene 700, en su mayoría agricultores, desgraciadamente de siembra de temporal, pues sus tierras están arriba de la cortina de la presa, misma que solo beneficia unos cuantos, 35 o 40 ejidatarios que son pescadores, por cierto que, a la hora de la cena, en un restaurantito llamado el Chubasco, me, ahora si que “eché”, una lobina bien frita con papas y unas cervecitas verdaderamente excelentes que casi por si solas justificaron el viaje.

De la noche, prefiero no contarles nada, pues aun cuando todo mundo fue muy amable, la Sra. Agueda Núñez Lucero, la Sra. Rosa Ramos, la Chef y el administrador de la presa Sr. Miguel Vargas Saucedo, la infraestructura para el turismo aparte de dos restaurantes es nula y considero mejor llevar lo necesario para acampar, que puede ser una excelente opción, abajo a una orilla del río cerca de la cortina. Por lo demás, es inconcebible el casi nulo beneficio que “El Palmito” brinda a las comunidades de la región, me imagino que en otro estado o país, esto sería un vergel de oportunidades de turismo y desarrollo, pero aquí solo es lo que se ve, la fenomenal presa de Lázaro Cárdenas mejor conocida como “El Palmito”.

Por ahí nos vemos.

 
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