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PUENTECILLAS PUEBLO NUEVO.
Texto y fotografías. Walter Bishop Velarde.

Establecido desde 1962, el ejido “El Brillante” después de librar una época difícil de gastos descontrolados y por consiguiente un adeudamiento excesivo durante la década de los 80´s, surge nuevamente como el Ave Fénix y bajo la dirección de una administración efectiva con planeamiento integral, inicia una era de desarrollo y beneficios para sus agremiados pero más interesantemente para con la naturaleza en la cual coexisten de una forma más sustentable.

Bajo esta nueva forma de ver las cosas en julio de 2004, después de una evaluación minuciosa, obtienen su certificado de buen manejo forestal del Forest Stweradship Council, una entidad global de certificación y toman varias medidas para proteger su patrimonio, ahora el bosque.

La primera, misma que se concertó en los últimos años, es la protección de una área denominada Santa Bárbara, convirtiéndola en área natural protegida estatal de unas 30 hectáreas, una pequeña cuenca del arroyo “El Infierno” con un microclima propio donde se tiene poblaciones de Píceas Mexicana y Chihuahuense consideradas en peligro de extinción por la NOM 059-ECOL-1994, además de juníperos, pinos y encinos de varias clases, este diminuto lunar dentro del bosque de la Sierra Madre Occidental por sus características especiales de humedad tiene un crecimiento anormal de musgos, hongos y líquenes que a su vez propician una gran cantidad de insectos para las aves, las cuales son más de 200 especies.

No es raro encontrarte con el Trogón Mexicano (Koa), Carpinteros Belloteros, Chipes como el ocotero, el rojo que es endémico de la sierra, las Charras Stelleris o Chivos, alguna Aguililla Cola Roja circulando lentamente siguiendo una corriente ascendente, Chuparosas de Oreja Blanca o la Magnífica y en ocasiones hasta la Guacamaya Verde, llegas a ver cuando suben de la Quebrada a comerse las piñas verdes de los pinos en verano.

Esta área además de ser prolífica en especies, es un remanso de verdadera paz y sentarte en un viejo tocón o piedra a escuchar los sonidos del bosque puede ser una experiencia conmovedora e inolvidable.
Pero mejor, dejemos para otra ocasión la visita a Santa Bárbara y esta vez nos vamos a concentrar en las Cabañas Ecoturísticas de Puentecillas, uno de los lugares más impresionantes de la Sierra Madre en Durango, dentro de la propiedad comunal del Brillante.

Puentecillas, la segunda acción de protección del bosque y diversificación de actividades redituables del mismo, está situado al sur oeste, siguiendo hasta el kilómetro 22 de la carretera de El Salto a Pueblo Nuevo, antigua cabecera municipal y por cierto una encantadora comunidad.

Para llegar, primero tenemos obviamente que pasar por El Salto, pequeña ciudad literalmente de madera, pues más del 80% de sus casas, por decir algo, están construídas con el material que más abunda en la región “la madera de pino y encino”, pues la actividad preponderante es el aprovechamiento forestal, que no necesariamente es la explotación del bosque, pues aun cuando sea a paso lento, las técnicas forestales se han ido mejorando y lo ilegal se va saliendo del plano del común denominador.

Ya desde Durango al subir por la carretera rumbo a la sierra, a sólo pocos kilómetros de la ciudad, empieza uno a disfrutar del paisaje, pero el tramo de camino de El Salto hacia Puentecillas, bien se pudiera situar en algún país europeo, como Suiza o Austria por sus verdes intensos de todos los tonos imaginables de este color que al parecer la naturaleza nos obsequió como un disparador de tranquilidad, ya que en cuanto vemos verdecito nos cambia hasta el humor.

Como ya dijimos, en el kilómetro 22 se encuentra la salida en una curva un tanto delicada y aun cuando hay varios topes de ambos lados de la misma, es mejor ejercer algo de precaución y fijarse muy bien al salir y entrar a la carretera. En cuanto te sales del asfalto, abres la ventana del vehículo y empiezas a sentir el aire fresco de montaña, es increíble como se te agudizan todos los sentidos y al llenarte los pulmones de este “aire”, es también como si abrieras bien grandes los ojos y los oídos te crecieran, ya que todo se ve más bonito y se empiezan a oír una serie de ruidos nuevos que te emocionan y quieres literalmente gritar de felicidad, cosa que recomendamos hacer, pues es malo quedarse con las ganas de algo tan espontáneo como un buen grito ranchero.

El camino de terracería mantenido perfectamente para que pueda entrar un vehículo cualquiera, ahora si que ondula por el bosque sacándole la vuelta a los árboles, sube y baja un tanto, hasta que a un lado del mismo, empezamos a ver el espejo de agua del famoso lago de Puentecillas. Sus formaciones rocosas en medio del mismo y en la orilla de enfrente, las pintorescas cabañas dentro del bosque.

Lo primero es lo primero y aquí esto significa que tienes que registrarte con Don Melquíades, el señor te indica cual es la cabaña donde te vas a hospedar o cuanto es la cuota por sólo visitar el paraje, ya que se trata de que deje un beneficio, el tener el mismo disponible por parte del ejido al público y gustoso paga uno por la oportunidad de poder visitar este lugar.

El lago sencillamente es fabuloso, temprano por la mañana se llena de neblina que junto con el sol, poco a poco van subiendo, creando unas escenas muy pintorescas y algo para lo cual se tiene uno que levantar temprano (con cruda y todo).

Las cabañas que tienen todas las comodidades de una casa normal, incluyendo una chimenea y excelente estufa donde te puedes hacer un cafecito y salir bien abrigado a ver el amanecer sobre la laguna.

Ahora que si de plano no te puedes levantar temprano, además de disfrutar de la súper vista todo el día, no te puedes perder el atardecer y aquí una caminadita por la orilla del lago para disfrutar de las explosiones naranjas que el sol va orquestando al meterse en el horizonte, allá muy lejos por el Océano Pacífico, que de hecho no está tan lejos y que a nosotros nos lleva a otro sitio del lugar, es muy recomendable.

Siguiendo un caminito hacia donde se mete el sol, a menos de un kilómetro de distancia o unos 15 minutos de caminata, no encontramos con uno de los divisaderos más espectaculares de la sierra y créanme que hay muchos, pero el divisadero de Puentecillas es magnánimo. Vamos a decir que estamos parados como a 2,700 metros sobre el nivel del mar más o menos y el piso inmediato de nuestra vista está a unos mil metros abajo donde puede uno divisar pueblitos como Chavarria Viejo y Nuevo (pues hay dos) y en días especiales casi puede uno decir que se alcanza a ver el océano mismo a 200 km. de distancia. Aquí te puedes quedar mirando el paisaje pintado por Dios mismo, por horas y horas, si no fuera porque hay tantas cosas que hacer.
Las actividades son cuantiosas y solo tu imaginación es el límite de como te puedes divertir; caminando, pedaleando en tu bicicleta de montaña por las veredas del bosque o sólo observando la naturaleza, dejando que tu mente corra con el viento gozando de un gran día en uno de los sitios sublimes de la Sierra Madre Occidental, el paraje de Puentecillas. Por ahí nos vemos.

Para más información y reservaciones comunicarse al teléfono: (675) 876-00-49.

 
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