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CENTRO HISTÓRICO DE DURANGO.
PRIMERA PARTE.
Texto y fotografías. Walter Bishop Velarde.

Los que saben de esta materia califican a un centro histórico como un “barrio con interés arquitectónico urbanístico y/o cultural” añadiremos que valga la pena rescatarlo del paso del tiempo en lo inmediato, pero también del impacto de la urbanización, la modernización y los embates económicos que tienden a modificar un área según valores de mercado y catastrales.

Cabe señalar que un centro histórico no tiene necesariamente que estar en el centro de la ciudad, como afortunadamente está el de “nosotros”, pero si tiene que reunir “rasgos étnicos, sociales, comerciales” y sobretodo una arquitectura particular para poder denominarlo como tal.

Aun cuando hubo varios nombramientos oficiales antes que el de nuestro estado, el Centro Histórico de Durango capital, fue declarado como tal por el Presidente José López Portillo, el 13 de Agosto de 1982, decreto en el cual se protegen 142 manzanas con 747 edificios en un área de 1.75 km2 y aparte de algunas modificaciones leves y ampliaciones recientes, sus límites más o menos son por el Norte, la Avenida Felipe Pescador y la Estación del Ferrocarril, por el Sur calle de Ocampo en los Barrios de Analco y Tierra Blanca, al Este la Calle de Miguel de Cervantes (Apartado), y al Oeste el bulevar Dolores del Río , además de que incluye algunos monumentos históricos como la Ferrería y otros.

¿Por qué protegerlo?. Como todo, existe una polémica entre los que estuvieron a favor y los que se oponían y aun oponen a todo proyecto nuevo sea lo que sea, pero en realidad conservar los verdaderos testigos de la historia, de nuestra historia, poder estar parados en un edificio como el Palacio de Zambrano donde alguna vez estuvo el mismo Juan Joseph de Zambrano su propietario e importante personaje de esta historia, la de la ciudad de Durango, adquiere cierta relevancia, aparte de que no cumpliríamos con sus constructores un pacto no hablado pero presente, de conservar además del edificio, el espíritu y esfuerzo con que estos fueron construidos.

¿Para qué se remoza?. Precisamente para mantenerlo y rehabilitarlo, para poder darle su imagen aun ahora después de cientos de años y conservarlo para el futuro de las generaciones por venir del mismo pueblo que ahora convive en estos lugares.

No sabemos el momento exacto cuando el gobierno estatal tomó la decisión del remozamiento del centro histórico de Durango, porque si bien este había estado protegido desde 1982, no se le había puesto la mano encima desde entonces, pero increíblemente, fue en la misma esquina de la calle Juárez con la de 5 de Febrero, donde un Alonso de Pacheco había iniciado el trazo de la ciudad en 1563, cuando 442 años mas tarde, un 17 de Agosto de 2005, se iniciaron los trabajos de remozamiento de fachadas, cortando el listón en una ceremonia con gran público e invitados , el Lic. Rodolfo Elizondo, Secretario de Turismo Federal en ese tiempo, el Lic. Jorge Herrera Delgado entonces Presidente Municipal e Ismael Hernández Deras, Gobernador del Estado.

La primera etapa se inició con una inversión de 41.5 millones de pesos entre los tres gobiernos y sólo se remozarían 12 fachadas entre las cuales estarían el del edificio de la Ciudad de París, el de Salinas y Rocha, el Café Zambrano, Aldo Conti, Britania, El Águila, Banorte, Hotel San Carlos, Telas Parisina y el edificio de informática del Gobierno.

Pues no se ustedes, pero según nosotros, acostumbrados los durangueños a la apatía general, se antojaban un tanto escépticos a la idea, ya que en realidad aun cuando el proyecto había andado por ahí circulando, nadie excepto los promovientes pensaban que esto sería realidad algún día, o cuando menos nadie pero absolutamente nadie pensó en ese instante del 2005, los increíbles logros que se darían sólo cinco años después en el 2010.

Así, los habitantes de la ciudad, pobres y ricos, muertos de curiosidad, veían asombrados cómo los maestros canteros, también durangueños, sacaban de las mismas minas de cantera que nuestros antepasados, la piedra para labrar y los edificios cobraban poco a poco su forma original nuevamente... continuará.

 
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