Desde que en 1592 escogiera el mismo Francisco de Ibarra el lugar donde fundaría la capital de la Nueva Vizcaya, el Valle tomó de nombre el mismo que la Villa del Guadiana, como se llamó el nuevo asentamiento por algún tiempo, aun después de que lo constituyeron el 8 de julio de 1563.
En ese entonces, se eligió este valle por las bondades de su naturaleza, agua abundante de los manantiales al oriente (El Ojo de Agua del Obispo) y los cercanos a Navacoyán, además de varios ríos, los árboles de roble y pino en sus cerros alrededor del mismo para la construcción y combustión necesaria, la rica tierra para sus sementeras y su benigno clima de estaciones marcadas con una temporada de lluvias bien establecida.
Estamos por cumplir 450 años de la fundación de la ciudad (el año que entra) y también estamos por consumar 450 años de la explotación irracional de los recursos naturales del tan querido Valle del Guadiana.
Los ricos manantiales ya se secaron, la excesiva extracción de agua del subsuelo que está por agotar los mantos freáticos acabó con los manantiales, de tal forma que los espejos de agua del ahora Parque Guadiana son todos artificiales.
Los bosques que se encontraban alrededor del valle y que ayudaban a controlar el clima, los talaron totalmente, resultando que ahora hay puros nopales y arbustos menores y aquella deleitable temperatura de la cual se gozaba anteriormente; el calor es insoportable y ya no llueve.
La rica tierra donde antes se sembraba maíz, fríjol, avena, trigo y otras cosechas, ahora yace contaminada de pesticidas, ácidos y químicos por regarla por años con aguas del drenaje directo, además de que sus ríos Tunal y Sauceda están secos y también contaminados y ni tan siquiera el aire que respiramos es como antes limpio.
Hemos casi matado al Valle del Guadiana, nuestra casa está moribunda y es menester (se lo debemos a las generaciones futuras), tomar las acciones pertinentes para revivirla, por ser de lo más urgente, la primera que proponemos es una Ley de Veda Forestal para el Corte y Explotación en el Valle del Guadiana por cuando menos 25 años. |