Con una fachada afrancesada de cantera donde resaltan relieves de la mano de Benigno Montoya Muñoz, el ahora Teatro Ricardo Castro nace el 12 de noviembre de 1900 como “Teatro Nuevo”. De 1920 a 1948 cambia de nombre varias veces desde “Teatro en Construcción” a “Teatro Principal en Construcción” además que de usos, pues fue escenario tanto de Luchas Libres, salón de baile, como de presentaciones de la talla del excelente y conocido mundialmente músico compositor durangueño Silvestre Revueltas.
Por varias décadas como las sesentas, setentas y ochentas cumple como sala de exhibición de películas de las que por cierto algunos de nosotros me imagino guardamos muy agradables memorias pues era ahí, donde podías agarrarle la mano a tu novia y en veces hasta robarle un beso, pues los tiempos eran victorianos en lo que a conducta se refiere.
Después de estar cerrado al público algunos años, lo recupera el Gobierno Estatal y se le invierte una fuerte suma de dinero al remodelar su interior, para la visita el 9 de mayo de 1990, del personaje más importante que jamás haya pisado tierra durangueña, el Papa Juan Pablo II.
El teatro está adornado en su gran sala con murales del escenográfo Octavio Ríos y en la entrada, con una hermosa obra tallada en madera de cedro por el escultor Manuel Soria Quiñones. En su exterior se puede admirar del mismo artista, una escultura en bronce del músico durangueño Ricardo Castro. |