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LOS MENONITAS.
Texto: Walter Bishop Velarde. Fotografías: Walter Bishop Velarde.

En ocasiones es verdaderamente excepcional lo pleno que es nuestro estado, que si bien es el cuarto en extensión territorial de la república, impresiona con la variedad tan extensa que contiene desde su topografía, climas y hasta las especies de flora, algunas endémicas, y de todo tipo de fauna e insectos que habitan en nuestro limítrofe.

Es también increíble la gran cantidad de pueblos que vivían en nuestro territorio antes de la conquista de los europeos por estas tierras norteamericanas y de contar probablemente con decenas o más de cien tribus de Indígenas que la misma extinguió por enfermedad o atentado, negándoles el derecho de vivir que la gran trama de la naturaleza les había brindado por designo divino.

Hasta llegar a la actualidad donde sólo tenemos viviendo de los pobladores originales en el Estado a los Huicholes, Tepehuanos, algunos Coras y Mexicaneros, quizás al norte del estado una que otra familia Tarahumara y por doquier el producto de la invasión, "los mestizos", donde nos podemos incluir la gran mayoría de nosotros, pero de entre todo esto, sobresale un lunar genético muy interesante que pacíficamente y con permiso pobló varias regiones de México, entre ellas la de la Laguna de Santiaguillo, uno de los humedales tierra adentro más extensos del norte de México donde hoy en día están situadas las colonias de los Menonitas etnia de legado europeo.

Los Menonitas se originan de muy atrás por los años 1535 en el norte de lo que ahora es Holanda, de una tierra entonces llamada "Freisland" donde un cura, de hecho católico, de nombre Menno Simons de donde viene su denominación, inicia una variante inclusive con raíces cristianas pero llamada Ana Bautista, por la cual los mismos sufren persecuciones que los fuerzan a iniciar una serie de peregrinajes que los llevó durante cientos de años por Alemania, Polonia, Prusia, Ucrania, Rusia, Canadá, Estados Unidos y finalmente a Latino América en Paraguay, Bolivia y México donde el general, entonces presidente, Álvaro Obregón les concede tierras y un permiso o "Privilegium" para que ellos pudieran gozar de libertad de religión a su manera y que hasta la fecha es respetado.

Más o menos en los años 1880 se establecen en Canadá pero después de que este país les exigiera que sus hijos cursaran la educación en las escuelas gubernamentales, los más tradicionales en una decisión muy dura para ellos, deciden emigrar nuevamente y voltean su mirada hacia México, en ese entonces recién purgado de una sangrienta revolución (1910), con un norte de grandes extensiones de terreno desocupadas, la necesidad de insertarlas al desarrollo y habitarlas para frenar una posible fiebre de expansionismo de los estadounidenses.

El primer contacto se hace en 1920 con Arturo J. Braniff, cuñado del presidente Álvaro Obregón, los Altkolonier (así se llamaba el grupo Menonita) y John F.D. Wiebe quienes se reúnen en la ciudad de México e inclusive tenemos la referencia que el 27 de febrero de 1921 salen en comisión a visitar Durango en busca de terrenos en venta. Sin embargo, fue en Chihuahua, precisamente en la Ex Hacienda de Bustillos en un paraje conocido como San Antonio de los Arenales, donde se hace la primera transacción y ya para 1922 se habían establecido 3500 Menonitas, mismos que habían llegado en 6 trenes fletados desde Canadá para la mudanza de las familias con todo su equipo agrícola y animales de granja.

No es muy lejos desde Durango capital a unos 120 kilómetros hasta donde está situada la cabecera municipal de Villa Unión, mismo lugar donde antes estaba la estación del ferrocarril llamada "Patos" (por las aves migratorias que arriban en el invierno) y por donde probablemente en algún momento de 1924 llegara el primer contingente de 950 Menonitas a su nuevo hogar estableciéndose en sólo 1500 hectáreas que habían comprado, todos ellos Altkolonier de la congregación Hague-Osler que venían de la provincia de Saskatchewan en Canadá huyendo de la opresión (para ellos) gubernamental que interfería con su religión.

Ahora 90 años después, el desarrollo de las "Colonias Menonitas" en Durango es impresionante, más de 6500 personas viven en ellas y producen una importante cantidad de queso estilo Menonita además de salchichon, pan, mantequilla, galletas, conservas de varios frutos y la pastura para miles de vacas lecheras que se pudiera decir son el pilar que sostiene a la comunidad. Además, un fenómeno externo, la nueva carretera Durango Mazatlán que incluye el Puente Baluarte, increíblemente los benefició abriendo la puerta del turismo a los asentamientos con un pequeño flujo turístico de los canadienses residentes de invierno en Mazatlán que visitaron en un número considerable a esta etnia de raíces europeas en nuestro estado. Va a estar interesante hasta donde lleve este desarrollo a las comunas. Por ahí nos vemos.

FUENTE "Las Migraciones Menonitas al Norte de México entre 1922 y 1940", Laurence D. Taylor Hansen.

 
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