A sólo una distancia de 50 y tantos kilómetros por una excelente carretera de cuatro carriles, nos unimos a uno de los pueblos más emblemáticos del Estado como lo es Nombre de Dios, mismo que en un momento de la historia fuera la puerta para todo el continente de Norte América. Esta cabecera municipal aún guarda algunos de los secretos y tradiciones que la han sustentado por más de 450 años y que en esta ocasión nos llevaban hasta ella.

Es un hecho bastante reconocido que a Fray Jerónimo de Mendoza le atribuyen la celebración de la primer misa, insistimos, de toda América del Norte en el paraje Ojo de Berros (de agua) en 1555 y un tiempo después por razones desconocidas el tiene que regresar a la ciudad de México y solicita ayuda, acudiendo a la misma los frailes Pedro de Espinadera, Fray Diego de la Cadena, el donado Lucas, indígena de Michoacán, fundadores de Analco y Fray Jacinto de San Francisco mejor conocido como Fray Cindos que por cierto ya era hombre de edad avanzada cuando llegó a Nombre de Dios y curiosamente murió en 1567, de un piquete de alacrán ahí mismo pero ya de 93 años.

Nombre de Dios según acta que consta y en poder de algún historiador de la UJED, fue fundado el 6 de noviembre de 1563 por el mismísimo Capitán Ibarra, aún cuando fue poblado por los frailes Franciscanos y algunos españoles desde posiblemente 1554, lo que aun cuando no es oficialmente la fundación más antigua del Estado, si es sin lugar a dudas la población más vieja habitada por españoles.

Ya en otros momentos hemos reporteado de esta pintoresca Villa, pero en este viernes santo veníamos en pos de la rica tradición religiosa que con cinco iglesias centenarias envuelven el lugar de una pátina de antigüedad que indiscutiblemente flota por el aire en el poblado y que se hace evidente en cuanto arribas a éste.

Después de estacionar el carro, nos fuimos directamente al Templo de Jesús Nazareno, el cual posiblemente fue edificado a mitad del siglo XVIII por los Indígenas Tarascos según estilo y porque este barrio era donde vivían, ya que sólo podían ingresar al sector español cuando estaban trabajando, mismo que estaba al oriente del pueblito y era dividido por la calle llamada hasta la fecha como "Guardarraya".

El ambiente definitivamente era de viernes santo, ya que en cuanto entrabas al patio de la iglesia, por cierto, muy peculiar, por unos árboles Pinabetes antiquísimos que decoran el atrio y que tienen una inmensa presencia en el lugar, seguramente por las innumerables ceremonias a las que han atestiguado año con año cada Semana Santa y luego al entrar a la iglesia y observar todas las antiquísimas imágenes que junto con el lienzo de Ánimas decoran la misma, no podías sino incorporarte a este fuerte sentimiento de pesar y arrepentimiento y de repente empezamos a hablar en secreto y a movernos como fantasmas invisibles tomando las fotografías que capturaban lo que además de verlo, estábamos sintiendo.

Era temprano y todavía no había muchas personas en el Templo, pero con las que estaban presentes perfectamente podías aquilatar la importancia que los fieles le dan a este día, las bancas mismas que habían retirado del centro de la nave central, estaban ocupadas por innumerables personas ya de edad que "iban" con el ambiente. En esta iglesia existe una Cofradía muy antigua desde 1670 llamada "Del Dulce Nombre de Jesús" y si no fuera porque sencillamente es imposible el hecho, los feligreses parecían de esa edad fácilmente.

Al centro de todo estaba la imagen de Jesús cargando la cruz y unos hermanos de la Cofradia haciendo guardia, también estaban las figuras, algunas policromadas de hoja de maíz, listas para la procesión del Viacrucis que en esta ocasión vendría del templo de San Pedro a un lado de la plaza principal y se estaban dando los últimos toques a las imágenes que iban desde peinarlas hasta apretar los tornillos con los que estaban fijadas a las plataformas para cargarlas.

Se había establecido salir a las una de la tarde del templo y ahora si ya había mucha gente de todas las edades con algunos niños vestidos de morado como que son la sangre nueva de la Cofradía y también se les pidió a algunas mujeres y jovencitas que ayudaran a cargar todos los "santitos" que había en el templo.

La escena era de otros tiempos, la misma calle polvorienta por donde la procesión ya había pasado cientos de veces, los hermanos vestidos de morado y la gente del pueblo en sus mejores vestidos, todas las familias juntas, desde niños en brazos hasta abuelitos, que por cierto algunos y apenas si podían dar toda la caminata, en cada estación de la Via se veía el peso y la dificultad que aumentaba según trascurría el tiempo y lo bueno es que eran unas cuantas cuadras y los templos no estaban muy separados entre sí.

Luego se llegó al templo de Jesús Nazareno donde ya estaba una gran imagen de Jesús crucificado y curiosamente también unas bastante chicas de Dimas y Gestas, después de escuchar 7 lecturas y un sermón del sacerdote del lugar, se bajaron las representaciones y nuevamente se llevó a cabo una procesión dentro del atrio pero en esta ocasión con el Cristo dentro de un féretro de madera con cristal para terminar la ceremonia con una adoración dentro del templo.

Además de que se puede decir hicimos un registro pictórico del Viacrucis en Nombre de Dios, también vimos lo inmediato que el pasado e incierto el futuro pueden ser, incluyendo el de las celebraciones que en el mismo espacio e igual instrumentos con diferentes actores, llevan cientos de años llevándose a cabo, no quedaba más que comernos unas deliciosas gorditas. Por ahí nos vemos.