Durango capital está rodeada por atractivos turísticos que van desde sitios arqueológicos pre-colombinos, antiguas haciendas y construcciones coloniales, hasta hermosos parajes naturales donde con plena seguridad se pueden visitar cualquier día de la semana.

A sólo 7 km. tenemos la Pirámide de la Ferrería, la Hacienda y el Horno de la Ferrería, el Paseo del Pueblito y sus ricas opciones gastronómicas, a 15 km. la Presa Guadalupe Victoria, a 22 km. la Presa Bayacora, donde puedes tomar paseos por las mismas o pescar, practicar el esquí acuático y acampar por los márgenes. Al norte a 13 km. están el Paseo Villa del Oeste y Chupaderos, sets cinematográficos testigos de más de 150 filmaciones estilo Western. Un poco más lejos está la Presa del Águila, luego literalmente dentro del perímetro de la ciudad está la Presa Garabitos y varias rutas ciclistas, o para más emoción de vehículos todo terreno, y qué decir nuestro Centro Histórico ya reconocido como el más bonito y extenso de todo el norte de México con innumerables atractivos culturales.

Al oriente a muy pocos kilómetros de la ciudad por la carretera rumbo a México y Zacatecas (no. 45) o la conocida como Panamericana, está en principio un antiguo asentamiento de los Indígenas Nahuas que buscando las aguas termales que aun reconfortan al visitante, se establecieron en estos cerritos hasta la llegada de los europeos en lo que luego sería parte del Camino Real.

Este sitio que desde épocas precolombinas va por el nombre de "Navacoyán" que al parecer viene de Nahuacoyan o lugar de Nahuas (tribu) tiene un largo historial de ocupación humana, en parte como ya dijimos, por los ojos de agua caliente que de hecho todavía manan agua y que inclusive ha sido catalogada como medicinal y hay varios lugares como el Balneario San Juan donde por una módica cantidad puedes pasarte un día muy agradable con tu familia; la otra era que estaba en los márgenes del río Tunal y arriba del cerro por razón de estar situados en un gran delta (de Málaga) que se formaba al juntarse los ríos de la Sauceda, El Santiago Bayacora y el anteriormente mencionado, ricos en avifauna, pescados y otros animalillos de los pantanos.

Pero regresando a la rica historia del lugar, nos imaginamos que forzosamente por ahí pasaron las expediciones de Ginés Vázquez de Mercado en 1552 buscando su cerro de plata que no fue sino de fierro, además de las de Francisco de Ibarra y los frailes franciscanos fray Diego de la Cadena y el donado Lucas enviados a evangelizar el área en 1559 y que venían precisamente de Nombre de Dios pasando por el lugar más "bajito" del río, que después se convertiría en parte importante del Camino Real a Durango.

Según el magnífico libro de Miguel Vallebueno Garcinava "Haciendas de Durango", la larguísima lista de propietarios se genera desde el principio de la ocupación europea en el Valle del Guadiana, con la encomienda de Alonso de Pacheco en 1563, Juan Subía Pacheco, Mariana de Castañeda, quien vende a Francisco Medrano en el año de 1626.

Luego en el siglo XVII es propiedad de el general Francisco Inunígarro quien la hereda a su hijo Jacinto, y éste la vende en 1722 al minero Luis Ruiz de Guadiana, quien inicia la construcción de la casa grande en la hacienda para luego perderla por deudas y de alguna manera subsecuentemente pasa a ser parte de las propiedades de la Compañía de Jesús; para el año 1743 tenemos como dueño a un minero del mineral de Avino, Matías de Vergara.

El directorio continúa, ya que en 1782 la adquiere Pedro Minjares de Salazar, mismo que para no tener problemas en cruzar el río Tunal, construye el ahora famoso Puente del Diablo, una gran obra de ingeniería en su tiempo y que ya es leyenda durangueña, según esto, por haber solicitado la ayuda del diablo para terminar la imponente construcción. Al parecer la hacienda era parada oficial de todos los viajeros que pasaban por el Camino Real e inclusive en ella se efectuaban recibimientos oficiales para los personajes que visitaban Durango. Es preciso mencionar que el Sr. Minjares también construyó una presa de mampostería para organizar los riegos agrícolas de esta enorme finca.

Es de suponer que durante la lucha por la Independencia, la ocupación francesa, razón por la que fue confiscada en un tiempo, el Porfirismo y el reparto agrario, la Ex Hacienda de San Diego de Navacoyán sufre grandes transformaciones en su extensión, entre otras cosas. Pero en 1858 Leandro Sánchez Manzanera a su muerte hereda a su sobrino Felipe Pérez Gavilán la finca, apellido que después de esta fecha está perpetuamente ligado a la Hacienda hasta nuestros días.

En su visita a Navacoyán ustedes podrán admirar el Casco de la Hacienda restaurado por el Voluntariado Cultural Durango A.C., la hermosa Capilla Barroca del Siglo XVIII también construída por Pedro Minjares y el puente antes mencionado. Por ahí nos vemos.